Cuando la fe y la ciencia se dan la mano
La supuesta enemistad entre fe y ciencia es uno de los mitos más persistentes de la modernidad. No es la evidencia lo que separa la ciencia de la fe, sino una cosmovisión reduccionista que se niega a considerar lo trascendente. Cuando se comprenden correctamente, la ciencia y la fe no solo pueden dialogar, sino complementarse y fortalecerse mutuamente.
Por Gilbert Montes de Oca
7/30/20252 min read
La supuesta enemistad entre fe y ciencia es uno de los mitos más persistentes de la modernidad. No es la evidencia lo que separa la ciencia de la fe, sino una cosmovisión reduccionista que se niega a considerar lo trascendente. Cuando se comprenden correctamente, la ciencia y la fe no solo pueden dialogar, sino complementarse y fortalecerse mutuamente.
La ciencia observa los mecanismos del universo, pero no puede explicar por qué hay leyes ordenadas en lugar de caos. Georges Lemaître, autor de la teoría del Big Bang, reconoció que ésta no responde a la pregunta última sobre el origen absoluto del universo. Con anterioridad, Isaac Newton expresó: “Este bellísimo sistema compuesto por el sol, los planetas y los cometas no pudo surgir sino por el consejo y dominio de un Ser inteligente y poderoso”.
Astrónomos reconocen la precisión casi imposible de las constantes cósmicas, mientras biólogos descubren complejidades en el ADN que apuntan a una mente inteligente detrás del código. Cada descubrimiento científico levanta nuevas preguntas que apuntan más allá de lo empírico, hacia una causa primera, racional y personal.
El creyente no debe ver a la ciencia como enemiga, pues la verdadera ciencia camina dela mano con la fe, revelando la grandeza del Creador. El físico cuántico Max Planckescribió: “La religión y la ciencia no se excluyen mutuamente . . . sino que se complementan y condicionan recíprocamente”. La ciencia puede explicar ciertos mecanismos, pero no el propósito. La fe cristiana llena ese vacío, dando significado a las leyes naturales, al diseño del universo y a la vida misma.
Negar a Dios en nombre de la ciencia es como negar al autor de su escrito porque yacomprendimos las reglas de la gramática. Negar a Dios porque se tiene ciencia es como negar aBeethoven porque ya entendemos la partitura. La ciencia puede explicar la partitura; la fereconoce al Compositor. La fe no se opone a la razón; la define y la completa. La ciencia puede despertar nuestra admiración, pero solo la fe la convierte en un asombro con significado.
Romanos 11:36 lo resume así: “Porque de Él, por Él y para Él son todas las cosas”. Fe yciencia, lejos de ser rivales, pueden caminar de la mano cuando el corazón y la mente se abren ala verdad completa, la cual es Dios (Juan 14:6). ¡Alabemos a Dios por Su grandeza y su eterno poder! ¡Glorifiquemos al Creador de lo visible y lo invisible, Dios omnipotente y soberano!